Comer en Bilbao en los mejores Restaurantes

La última vez que fuimos a comer por ahí los compis del curro, decidimos ir al Larruz. Ninguno lo había probado como tal, aunque todos conocíamos Tapelia, que es como se llamaba hasta hace poco el local. Nos acercamos a ver si el cambio de nombre (que no de gerencia) había influido mucho en la comida, y salimos la mar de contentos, porque pudimos comprobar que la filosofía del antiguo Tapelia sigue viva en Larruz, sólo que con un local más grande y con una carta con alguna que otra entrada más.

Larruzz es un restaurante especializado en arroces que mira a la ría de Bilbao, cerquita del Museo Guggenheim. Es un acierto seguro, no conozco a nadie que me haya hablado mal de él. Después de pasarme por allí ya puedo afirmar que no está nada mal.

Cuando llegamos al local, no sabíamos si comer un menú del día o pedir algún menú especial. Sin embargo, el menú del día (15,50, un pelín subido de precio para un menú del día), nos convenció en cuanto lo vimos, porque tenía muy buen pinta. A por él fuimos.

El local es muy acogedor, además tiene unos ventanales que dan a la ría y al paseo de Uribitarte que son una maravilla.

Como os he dicho, el menú del día pintaba muy bien. Os he subido una foto para que lo leáis. Si vais a la carta, es imprescindible su arroz a banda, ya que todo el mundo habla maravillas de él. Ya me diréis, yo me tiré por el arroz negro que es uno de mis preferidos.

De primero nos repartimos a partes iguales, dos de croquetas y otras dos de involtinis de verduras. Yo me pedí las croques, que me pierden y estaban buenísimas. Sin embargo, el invento ese de los involtinis no tenía nada que envidiar a las croquetas de jamón.

Los involtinis.

De segundo, todos pedimos el arroz negro. Nos sacaron una enorme paella que dejamos limpita-limpita, casi rebañada. Aquí la veis.

El arroz con un poco más de detalle. El arroz estaba en su punto, suelto y tenía un sabor intenso. Todo un sobresaliente de paella, aunque es lo que cabe esperar en Larruzz. Vaya, me está entrando hambre ahora mismo.

Me encantan los chipirones. Son un regalo de Dios a los mortales. Me da pena la gente que no los prueba por verlos tan negros. Nadie debería morir sin untar pan en esa salsa negra como pretróleo tan sabrosa…

De postre yo pedí un sorbete de frutas rojas. No estaba mal, pero no volvería a pedirlo. Se me hizo un poco soso, la verdad.

Y mis compañeros se animaron con un pastel de arroz.

Os dejo la nota.

Además de dar bien de comer, organizan cafés coloquio y suelen tener exposiciones de arte adornando el local. Os recomiendo Larruzz.