BITOQUE DE ALBIA
Nuevo concepto gastronómico, el gastrobar
Como Llegar
- Calle Mazarredo, 6. 48001 Bilbao
- 94 423 65 45 "Indicar al Reservar COMER.ES para trato especial"
- 45 € - 55 €
- Vuestra valoración es...
(Pulsa sobre los cocineros para valorar) - Plano de situación
Ver Bitoque de Albia en un mapa más grande
Tanto para bilbaínos como para foráneos, el nuevo concepto de comida que Darran Williamson propone en sus dos locales, Bitoque y Bitoque de Albia, es de visita obligada. Su gastrobar, como él mismo lo define, combina la comida de barra basada en pintxos de calidad y un pequeño salón en que degustar sobre mantel los platos del menú que ofrece.
Situado en un enclave estratégico del poteo en Bilbao (a un minuto a pie de la salida de metro de Abando-Berástegui), el Bitoque de Albia forma parte del triángulo perfecto de pintxos de nuestra villa, que pasa por el restaurante Iruña, continua de los bares de la calle Ledesma y culmina nuestro establecimiento de hoy.
La cocina en miniatura de este inglés afincado en Bilbao, pequeñas obras de autor con guiños claros a nuestra tierra, ha sido merecedora de muchos galardones, entre los destacan un par de txapelas del campeonato de Pintxos de Euskal Herria. Su menú, servido en un pequeño salón para a penas 25 comensales, no se queda atrás. Aquí os traigo una pequeña muestra de este universo de color y texturas.
Por 35 euros ofrece un menú con aperitivo, cinco opciones de primero, otras tantas de segundo y postre y un picoteo de despedida. La calidad de los platos es innegable, aunque si yo tengo que elegir, me quedo con los pintxos de la barra, que me tienen enamorada. Entremos en canción:
El aperitivo de bienvenida fue una sopa caliente de alubia del país acompañada de croqueta cremosa de patata y aceite de oliva.
Entre los primeros las opciones eran todas igual de apetitosas, de hecho, nos costó lo nuestro decidirnos: pochas frescas con pulpo y berberechos; ensalada tataki de atún rojo, piquillos y brotes; huevos de caserío a la brasa con patatas y panceta ibérica; risotto negro de txipirones, quesos y cebollino y langostinos en tempura de panko, alcachofas y romescu.
Nos quedamos con las pochas y los huevos. Las pochas me parecieron deliciosas. Una explosión de sabor a pulpo como el que he comido siempre, desde pequeñita, en Galicia y que me trae a la memoria la felicidad más absoluta. Las habas estaban tiernas y suaves, pero no había ni una sola deshecha.
Los huevos, ¿qué decir? Eran huevos. Bien ricos, pero huevos. Lo mejor fueron esos dos tizoncitos negros que no eran patata, sino yuca. Los germinados riquísimos, a mí me encantan.
De segundo, nos ofrecían lo siguiente: merluza de anzuelo en salsa verde con almejas finas; atún rojo en sésamo, verduras asadas y aires de soja, lomo de bacalao a baja temperatura con sopa de txangurro; cochinillo deshuesado y crujiente con naranjas amargas y rúcula; solomillo de vaca con canelones de morcilla y setas de primavera; rabo glaseado con crema de patatas, habitas y chips y y falda de ternera lechal a baja temperatura con crema de ron.
Nos decidimos por el atún y el solomillo. El atún nos encantó. Tierno, sabroso y jugoso. El sésamo le quedaba como anillo al dedo.
El solomillo me pareció un poco soso. Sin embargo, el canelón genial. Muy, muy bueno.
Toda esta comida la regamos con este Legaris de 2007. Nos pareció un Ribera de Duero perfecto: fresco y afrutado, pero con cuerpo.
Como postres pedimos fresas y nubes con pompas de vainilla y sufflé de chocolate caliente con cremoso de caramelo y teja de naranja. El sufllé mucho mejor que las fresas, que tampoco estaban nada mal.
Las fresas tenían truco, eran mágicas. Traían un vasito que al añadirle un líquido caliente la camarera comenzó a reaccionar, creando esas nubes de nata que veis en la imagen. ¡Todo un espectáculo!
Como detalle de despedida nos trajeron estos dulces: infusión de canela y armagnac, toffe de dulce de leche y cookies de chocolate. Como curiosidad, el plastiquito del toffe era comestible: se fundía en la boca nada más meterlo.
Aunque el menú incluye café, no pudimos con él. Nos sentíamos tan llenos que, antes de ir a tomar la última copa, decidimos dar un buen paseo por la zona para bajar la cena. Os dejo la nota:
El local me pareció muy agradable, aunque pequeñito. Las paredes están decoradas con botellas de los más curiosas, algunas de ellas bien raras. La única pega que le encuentro es que el piso de arriba siempre está llena y nos bajaba el ruido del ambiente que había sobre nosotros.
Al Bitoque de Albia le otorgo tres cocineros. Me gustó la cena, pero antes que su menú, me quedo con mucho, con sus pintxos espectaculares. Esos pintxos, se merecen cinco cocineros sin ninguna duda.
Si te ha gustado la crítica y nuestra forma de descubrirte Restaurantes en Bilbao, nos ayudarías muchísimo:
- Si haces una reserva, indicando que has conocido el restaurante gracias a COMER.ES
- Recomendando esta crítica a tus amigos en tu FACEBOOK o TWITTER
- Suscribiéndote GRATIS a nuestro boletín de novedades (pulsa aquí para suscribirte)
¡Gracias por seguirnos!
Crítica gastronómica de Comer.es