Comer en Bilbao en los mejores Restaurantes

El Passerella, según ellos mismos aseguran en su web, fue el primer restaurante italiano de Bilbao. De hecho, se inauguró hace ahora 31 años. Yo no lo conozco desde hace tanto tiempo (es que ni había nacido), pero sí puedo decir que llevo cerca de un lustro visitándolo. Es un gran restaurante donde se come muy bien y donde la atención y el buen hacer de sus empleados es tan importante como la carta.

El año pasado, para celebrar su 30 aniversario, los dueños sacaron brillo al local y le dieron un aire más moderno. Sin embargo, sus platos estrella y la calidad de su cocina sigue siendo la misma.

Hoy os he traído dos críticas por una, ya que el otro día me pasé por allí a comer un menú del día y, además, he recuperado algunas fotos que saqué en una cena de hace algún tiempo para que podáis ver más platos. Venid conmigo y os las muestro. Os garantizo que os van a sonar las tripas.

El restaurante, cuyo local es agradable (quizá esté demasiado lleno a veces y te sientas un poco aprisionado), está en Alameda Urquijo, 30 (en Galerías de Urquijo). Para los foráneos que vayan en metro, os aconsejo la parada de metro de Moyua o la de Indautxu por la salida Urquijo, aunque creo que esta última está un pelín más lejos.

Tiene dos pisos, pero el mejor es el superior, ya que tiene amplios ventanales que te permiten cotillear a la gente que pasea por debajo.

Bueno, vamos a ver la comida. El menú del día que sirven cuestra 11,50 euros y se compone de tres primeros y tres segundos a elegir y los postres. Siempre tienen una pasta, una ensalada y algún pescado.

Os cuento lo que pienso del menú. No está mal, de hecho, yo voy a menudo. Sin embargo, tengo algunas críticas que hacer.  Siempre que voy  alguno de los platos que ofrecen se ha terminado ya. Da igual que vayas a las 13.00 que a las 15.00 horas. Alguno siempre falla. Te lo cambian por otro, de la misma categoría e igual de rico, eso sí. Esto me hace pensar que si después de 31 años de experiencia aún no han aprendido a calcular las raciones que venden, creo que ya no lo van hacer.

Después, la pasta que ofrecen siempre es bastante sencillita. Algo así como tallarines carbonara, lacitos al ajillo o macarrones boloñesa. Nada muy elaborado, aunque bueno.

Y por útlimo, aunque yo siempre termino satisfecha, la verdad es que alguna vez las raciones me han parecido algo escuetas.

Dicho así suena muy mal ¿no? Bueno, pues tampoco es para llorar, como he dicho, a mí me gusta y voy a menudo.

Estos son algunos de los platos que comimos la última vez que fui con unas amigas.

La pasta: lacitos al ajillo. Nos gustaron mucho a todas, la pasta al dente y con muy buen sabor.

Esta fue la ensalada que me pedí yo: de anchoas y pimiento. Sí, estaba tan buena como parece. Me están dando ganas de chupar la pantalla, lo juro. Ahí queda la foto.

De segundo había txitxarro a la plancha, creo recordar que pollo al limón y filete a la plancha con lechuga. Todas pedimos el filete. Sin más, un filetillo normal.

Los postres suelen consistir en tartas, helados, yogures, tiramisús y la fruta del día. Nosotras allá que fuímos a por la pedazo de tarta de queso que ponen. Olé por ella.

Esta es la cuenta. Con miga de pan y todo.

Bueno, como el menú del día que tienen no luce ni la mitad de lo que puede lucir cualquiera de sus platos de la carta, he recuperado estas fotos para que os hagáis una idea de lo que podéis comer allí.

Las pizzas caseras. Son de ración y están perfectas. Tienen una masa gordita, muy diferente a las masas hiperfinas que se ven por ahí. De ingredientes muy bien, los suficientes, pero sin llegar a ser una tarta. Esta que os pongo es de atún, bacón y queso. Mi favorita. La cuatro quesos también está de rechupete (dicen, que yo no como queso. Bueno sí, mozzarella, pero todos sabemos que la mozzarella es más de la familia del chicle que del queso).

Los escalopines gorgonzola. Otra estrella de su carta. Aquel que los prueba, repite (asegura mi novio…)

Y aquí llega lo bueno. Lo BUENO con mayúscula y, quizá, el plato más emblemático del Passerella: el Tournedo Rossini. Es un medallón de solomillo tan tierno que parece mantequilla. Lo sirven sobre una cama de pasta y una tostada. Además, lo aderezan con paté. Luego está la salsa, de vino dulce y setas. He visto a ángeles bajando del cielo a comerlo. Es, sin duda, uno de los mejores platos del mundo.

Aquí al detalle. Mirad qué rojito. ¡Mamma mía!

Sin palabras ¿eh?. He de decir que el solomillo es un pelín caro en comparación a otros platos del restaurante, pero merce siempre la pena.

Me va a costar ponerle una valoración al italiano Passerella. Me gusta mucho, mucho de verdad. De vez en cuando siempre me paso con mi chico. Comemos de rechupete, nos tratan de maravilla y salimos de allí empachados y felices. Se merece cinco cocineros como poco, pero claro, el menú del día, aunque no está mal, podría ser mejor.  Así que supongo que le pondré cuatro. Me sabe un poco mal, pero siendo objetiva, el menú del día, como los niños en el cole, necesita mejorar.